La
Cannabis sativa es una planta que contiene más de 400 componentes
químicos, de las cuales se conocen al menos 60 cannabinoides que son
únicos de la especie. Los tres cannabinoides más importantes, por
susefectos psicoactivos, son el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), el cannabidiol y el cannabinol.
El
contenido de cannabinoides depende de varios factores como la parte de
la planta, el tipo (existen distintos genotipos o variedades) y el
momento en que es recolectada. La mayor concentración de cannabinoides
se encuentra en los brotes florecientes de la planta femenina y en las
hojas, mientras que las concentraciones son bajas en el tallo, raíces y
semillas. El cannabis se presenta para su consumo en forma de hachís,
que es un exudado resinoso de la planta, como un triturado seco de
flores, hojas y pequeños tallos de la propia planta triturada
(marihuana, maría) y como aceite. Se consume habitualmente fumada,
mezclada con tabaco o directamente mediante vaporizadores. También puede
utilizarse el aceite por vía oral.
(En
la foto: Sistema cerebral de recompensa donde actúa el THC y las otras
drogas de abuso produciendo liberación de dopamina en el núcleo
accumbens. Se muestran en punteado rojo las áreas cerebrales donde se
encuentran los receptores cannabinoides - modificada de NIDA).
Habitualmente
la marihuana contiene entre un 1-5% de THC, el hachís entre un 15-50% y
el aceite entre un 25-50%. El cannabis utilizado para producir fibra
textil tiene una riqueza de THC inferior al 0.3%. Asumiendo que un
cigarrillo de marihuana pesa 0,8 g. el contenido de THC estaría
comprendido entre 8 y 120 mg. [Ashton, 2001]. Parece ser que la potencia
del cannabis ha ido aumentando progresivamente en los últimos años.
Habrían contribuido las técnicas de autocultivo y la selección genética
de las variantes más psicoactivas, que han hecho que se puedan encontrar
variedades con hasta un 20% de THC. Aún así, la potencia media del
cannabis en Europa en los últimos años se ha mantenido estable [EMCDDA,
2004]. El THC y los demás cannabinoides se unen a unos receptores
llamados cannabinoides (CB1 y CB2). Estos receptores se encuentran en la
membrana de algunas células y están acoplados a la proteína G como
sistema de transducción. El receptor CB1 está presente fundamentalmente
en el sistema nervioso central y en menor densidad en sistema nervioso
periférico mientras que el receptor CB2, de localización
fundamentalmente periférica, se encuentra principalmente en células del
sistema inmunológico. Los receptores cannabinoides están ampliamente
distribuidos en el cerebro.
Existen
compuestos endógenos que se unen a estos receptores y a los que se
denomina como endocannabinoides. Estos ligandos pueden también modular
la transmisión sináptica de los neurotransmisores glutamato y ácido
gamma-aminobutírico (GABA) así como actuar sobre la neurotransmisión
postsináptica dopaminérgica. Aunque no está del todo aclarado, el
sistema endocannabinoide podría estar implicado en diferentes funciones
fisiológicas entre las que destacan el aprendizaje, la memoria, las
emociones, el refuerzo, la ingesta de comida, la neuroprotección, el
dolor y la conducta motora, entre otras [Pertwee, 2004; Howlett et al.,
2004]. El THC como otras drogas de abuso actúa sobre el sistema cerebral
de recompensa (mesocorticolímbico) que incluye el área ventral
tegmental, el núcleo accumbens y la corteza prefrontal entre otras áreas
cerebrales. El THC aumenta la liberación de dopamina en elnúcleo
accumben.
El
cannabis habitualmente se fuma (vía intrapulmonar), ya que ésta es la
vía de consumo más eficiente. Del total de THC contenido en un
cigarrillo, entre un 10-30% llega a los pulmones y la sangre, un 30% se
destruye por la combustión y un 50% se pierde en el aire. La cantidad
final de THC absorbido en el organismo depende de la profundidad y
número de caladas y de la potencia de los cigarrillos. El THC se detecta
en sangre inmediatamente después de la primera calada (1-2 minutos) y
las concentraciones máximas se alcanzan entre los 3 y 10 minutos. Los
efectos se inician entre segundos y minutos tras haber consumido la
sustancia y persisten hasta 2 y 3 horas. Cuando el cannabis se
administra por vía oral (aceites, pasteles, infusiones) la absorción es
lenta yerrática, la concentración máxima de THC en plasma aparece a las
2-4 horas y el inicio de los efectos se da entre media hora y 2 horas
post-administración, pudiendo durar los mismos unas 6 horas. La
presencia de comida puede retrasar la absorción de THC [Grotenhermen,
2003; Huestis, 2005].
El THC es una molécula muy
lipofílica por lo que atraviesa con facilidad la barrera
hematoencefálica (BHE) y la placentaria. El THC se acumula en la leche
materna (8 veces más que en el plasma). Por esta afinidad a los lípidos
se une a la grasa corporal, lo que provoca una prolongación de sus
efectos y de su acumulación en el organismo.
El THC se
convierte rápidamente en el hígado en 11-hidroxi-THC (11-OH-THC) que es
activo y después a 11-nor-9-carboxi-THC (THC-COOH) que es un metabolito
inactivo. Se han identificado alrededor de 100 metabolitos del THC. La
semivida de eliminación del THC, es decir el tiempo que tarda en
reducirse a la mitad la concentración en la sangre, es de 25-36 horas.
Un 80% se elimina a través de las heces y un 20% en la orina como
THC-COOH y otros metabolitos. Las pruebas para determinar el consumo de
THC se basan en la detección de su metabolito (THC-COOH). Tras el
consumo de un cigarrillo puede detectarse el metabolito de THC en orina
(orina positiva) durante una semana. En consumidores crónicos la orina
puede ser positiva hasta más de un mes después de dejar de consumir
[Grotenhermen 2003; Huestis 2005]. En los apartados siguientes de este
epígrafe se describen los principales efectos farmacológicos producidos
por el cannabis.
(continuar leyendo el informe)
volver al índice
(continuar leyendo el informe)
volver al índice
No hay comentarios:
Publicar un comentario